domingo, 12 de julio de 2015

Biocombustibles "made in Argentina"

El Centro de IDEAS UNSAM relevó un informe sobre la Sostenibilidad de Biocombustibles e indicadores GBEP haciendo un análisis de su relevancia y aplicabilidad en Argentina.


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El estudio fue desarrollado con el objetivo de contribuir al debate sobre sostenibilidad de los biocombustibles en la Argentina tomando en cuenta las características de la producción local, difundir la temática a nivel nacional y apoyar la acción de las agencias gubernamentales locales involucradas en la materia.
El sector de biocombustibles (y en especial el de biodiesel) ha sido una de las actividades económicas con mejor desempeño relativo durante los últimos años en Argentina. Por un lado, aparece como un caso exitoso de desarrollo productivo: desde 2007 surge como un sector totalmente nuevo que agrega un eslabón adicional de valor a la cadena productiva soja/harina-aceite de soja. Por otra parte, este nuevo sector se ha orientado con gran éxito a la exportación, alcanzando escala y competitividad.


El desarrollo reciente de la producción de biocombustibles en Argentina se ha enmarcado en un contexto internacional de rápido crecimiento global de dicho sector, ayudado por las políticas de fomento al uso de biocombustibles implementadas en una treintena de países. Estas decisiones de política han estado motivadas en casi todos los casos por el interés en diversificar la matriz energética y lograr algún grado de sustitución de los combustibles fósiles, tanto por motivos de seguridad energética como debido a la preocupación por reducir –atento a los riesgos asociados al cambio climático- las emisiones de gases de efecto invernadero originadas en el sector del transporte.
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El sector de biodiesel se ha mostrado en los últimos 5 años como uno de los más dinámicos del país. Actualmente, Argentina es el primer exportador mundial y el tercer productor global de este biocombustible y ha logrado mantener esta posición abasteciendo un mercado local en rápida expansión gracias a la ley de corte obligatorio (y su posterior ampliación para alcanzar el 7%). La alta competitividad del sector resulta de una conjunción de elementos, fundamentalmente la alta eficiencia y productividad de la cadena soja-aceite de soja, la continuidad de inversiones en capacidad de procesamiento, las políticas públicas favorables y una creciente demanda mundial.

En cuanto al bioetanol, su desarrollo relativo es menor en comparación con el biodiesel. Su menor importancia surge, en parte, de la composición del consumo nacional de combustibles, donde prepondera el gasoil en detrimento de la nafta.
Los productores y exportadores argentinos de biocombustibles enfrentan en la actualidad presiones proteccionistas, en un contexto de crisis internacional, y requisitos ambientales crecientes en sus principales mercados de exportación (fundamentalmente, europeos). Dichos requisitos (en especial los orientados a medir las emisiones de GEI y los efectos de cambios en el uso del suelo) no consideran cabalmente las características locales de la producción, ya que suelen basarse en valores de default y resultan controvertidos porque emplean indicadores pensados para otras realidades productivas y no cuentan con metodologías de medición internacionalmente aceptadas. Estas tendencias preocupan en el medio local porque pueden afectar el dinamismo y la competitividad de este pujante sector en el futuro y su capacidad para contribuir al desarrollo local.

Si bien la producción de biocombustibles en Argentina encuentra antecedentes cerca de un siglo atrás, a lo largo de la última década, ha logrado un grado de desarrollo y dinamismo inédito, originalmente orientado a abastecer al mercado externo y luego impulsado también por la demanda local.

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